15.- Frente a frente


"Tus padres no fueron felices por culpa de Damián Montenegro, él junto con Gabriel y los demás conspiraron para matar a Lucio, pero tú puedes vengarte... destruye a los Montenegro, destrúyelos..."
Esas palabras resonaban en la cabeza de Andrés Duarte, quien se terminaba de vestir formalmente frente al espejo de su cuarto...
A: llegó el día... hoy inicia mi venganza contra los Montenegro...
Tiempo después, Andrés estaba frente a frente con todos los integrantes de la familia Montenegro diciendo las palabras que dejó helados a cada uno de los presentes
Tiempo después, Andrés estaba frente a frente con todos los integrantes de la familia Montenegro diciendo las palabras que dejó helados a cada uno de los presentes...
A: yo no soy novio de Emmanuel... yo soy su esposo...
El primero en reaccionar fue Damián, quien con voz fuerte habló: qué estupidez estás diciendo... Emmanuel ¿quién diablos es este tipo?
A: ya le dije que yo soy...
D: no estoy hablando contigo... contéstame Emmanuel ¿qué broma es esta? ¿quién es este cabrón?
Emmanuel temblaba lleno de temor y sentía que de sus ojos iban a desprenderse algunas lágrimas por la presión del momento... sentía la mirada de todos, de su padre, de su madre, de sus hermanos y también del hombre que amaba... las palabras no salían de su garganta...
Andrés percibió el temblor de Emmanuel y le susurró al oído: no tengas miedo mi amor... yo estoy aquí contigo...
Gabriel no podía creer lo que estaba pasando y con voz suplicante se dirigió al ojimiel: por favor Emmanuel, habla... dinos que esto es una broma, dilo por favor...
Damián se acercó a Emmanuel y Andrés para tomar de los hombros a su hijo y preguntarle nuevamente: te digo que contestes, ¿quién es este tipo?
Con lágrimas en los ojos, Emmanuel habló: él es... él dice la verdad... él es mi esposo... yo me casé con él hace unos días y...
Emmanuel no pudo terminar de hablar porque lleno de furia Damián le dio una bofetada que casi hace caer al suelo al ojimiel... cuando el barbado intentó darle otra cachetada, Andrés le detuvo la mano...
Con mirada firme, Andrés dijo: no le vuelva a poner una mano encima... Emmanuel ya no está solo... es mi esposo y voy a defenderlo de quien sea...
D: ¿cómo te atreves a hablarme así en mi propia casa?
Ángel se interpuso rápidamente entre Andrés y su padre y con voz gruesa habló: no papá, no te manches las manos, soy yo quien va a sacar a este tipo a patadas de aquí...
Andrés miró retadoramente a Ángel, pero Emmanuel llorando se metió entre los dos y suplicó: no, por favor Ángel, no le hagas daño a Andrés... no quiero que nadie le haga nada...
Ángel: tú no te metas en esto Emmanuel...
Ángel intentó empujar a su pequeño hermano, pero Andrés tomó fuertemente de la cintura a Emmanuel y lo atrajo hacía él: ya dije que nadie volverá a tocar a mi esposo...
Rafael se puso de pie para intentar atacar a Andrés, pero Francoise lo detuvo del brazo, al igual que Juan detenía a Tadeo para que no hicieran más grande el enfrentamiento...
Mateo, Jonás y la pequeña Saraí veían el espectáculo sin saber qué hacer o decir...
Gabriel gritó con lágrimas en los ojos: ya basta, todos tranquilícense por favor... esto no puede ser... yo no creo que nada de esto es cierto... Emmanuel, tú no pudiste haberte casado... acabas de cumplir los 18 años...
Andrés se dirigió a Gabriel y dijo: Emmanuel y yo nos casamos ayer por el civil... todo está en perfecto orden legal...
Andrés abrió su saco, donde llevaba una carpeta y dentro de ella había una copia del acta de matrimonio...
Andrés: esta es la prueba de que él y yo estamos casados...
Damián arrebató el papel de manos de Andrés y lo leyó rápidamente... al ver que todo era cierto, el barbado arrugó el documento y mirando a Emmanuel emitió su sentencia: eres una vergüenza para esta familia Emmanuel, pero a partir de este momento tú ya no eres mi hijo... lárgate con este tipo si es lo que quieres, pero te vas sin nada, porque nada de lo que hay aquí te pertenece...
Gabriel llorando se acercó a su marido y dijo: no Damián, no digas eso...
Damián: cállate Gabriel, yo soy el jefe de esta familia y para mí Emmanuel acaba de morir... él ya no es un Montenegro...
Llorando, el ojimiel dijo: pero papá...
Emmanuel quiso acercarse a su padre, pero Andrés lo detuvo del brazo y le dijo: no llores Emmanuel...
Damián se dirigió a Andrés: si usted creyó que al casarse con Emmanuel obtendría algún provecho se equivocó porque él está desheredado desde este instante... no obtendrá nada de mi fortuna...
Andrés dijo con mirada desafiante: yo nunca busqué su dinero... lo único que quería ya lo tengo y es Emmanuel... vámonos mi amor...
Emmanuel: pero Andrés yo...
Andrés: no te preocupes mi amor, a mi lado no te faltará nada... vámonos...
Emmanuel intentó resistirse, pero Andrés lo miró de manera dominante: recuerda que eres mi esposo y es tu deber obedecerme...
El ojimiel agachó la cabeza y se dejó llevar por el pelinegro...
En cuanto ambos salieron de la casa, Ángel se acercó a su padre y vociferó: pero papá vas a permitir que se vayan así nada más...
Damián: que lo hagan... ya dije que Emmanuel está muerto para mí...
Gabriel gritó: no vuelvas a decir eso Damián... Emmanuel es nuestro hijo y...
Damián: tú cállate que eres el culpable de todo... Emmanuel es así por tu culpa...
El barbado no pudo continuar porque sintió un fuerte dolor en el pecho y se tuvo que sentar...
Maia gritó: papá ¿qué tienes?
Damián: me está faltando el aire... siento que... ah ah...
Tadeo: mi papá está mal... Ángel, Rafael, llamen pronto a un médico... Jonás ayúdame a llevar a tu abuelo a su habitación... pronto todos abran espacio, hay que dejarlo respirar...
Juan se acercó para abrazar a Gabriel que lloraba amargamente mientras que Mateo abrazaba a su pequeña hermanita, Saraí, que también lloraba asustada por la situación... en un rincón, Francoise se encontraba muy sorprendido por el lamentable espectáculo...
Poco después, un doctor salía de la habitación de Damián... en el pasillo lo esperaban todos sus familiares...
El doctor habló: el señor Montenegro tuvo una amenaza de infarto, afortunadamente llegué a tiempo, de lo contrario pudo ser fatal... ahora está durmiendo porque le di unos tranquilizantes... hay que dejarlo dormir toda la noche...
Gabriel: pero doctor, no sería mejor que se internara en el hospital...
Doctor: eso sería lo ideal, pero el señor Montenegro no quiere ser internado... Gabriel, ya sabes cómo es él de terco...
Gabriel: sí, lo sé... y estoy muy preocupado que vaya a pasarle algo...
Doctor: descuida, la amenaza ya pasó... aquí te dejó los medicamentos que debe tomar, sólo te pido y les pido a todos que no lo hagan alterarse... esperemos que se reponga pronto...
Gabriel: gracias por todo doctor...
Ángel: lo acompaño a la puerta doctor...
En cuanto el médico se alejó, Maia y Rafael abrazaron a Gabriel para tranquilizarlo...
Tadeo: afortunadamente mi papá está bien y sólo fue un susto... creo que será mejor que todos descansemos por ahora...
Gabriel: no Tadeo... yo no puedo descansar, no con mi esposo sedado después de casi darle un infarto y sin mi Emmanuel en casa...
Rafael besó en la frente a su madre, pues le dolía verlo sufrir de esa manera...
En la posada de pueblo, Emmanuel no dejaba de llorar y le reclamaba a Andrés...
E: ¿por qué lo hiciste Andrés? ¿por qué me hiciste esto?
A: hacer qué...
E: tú no tenías por qué ir así a mi casa... por tu culpa mi papá me corrió de la casa...
A: y eso ¿qué importa?... esa ya no es tu casa... tu hogar es al lado mío que soy tu marido...
E: pero es que no tenías derecho... yo tenía que decirle la verdad a mis papás...
A: y cuándo ibas a hacerlo... en una semana o en un mes o quizás en un año... no Emmanuel, acepta que nunca ibas a tener el valor para decirles que te casaste conmigo...
E: eso no es cierto, hoy estaba a punto de decírselo a mi mamá... él me iba ayudar para hablar con mi papá y no se hubiera armado todo este escándalo...
A: va y qué más da... ya te dije que no te preocupes... tú estás conmigo y eso es lo único que importa...
E: no Andrés, a mí sí me importa mi familia y ahora no sé si algún día mi papá podrá perdonarme...
A: está bien... acepto que cometí un error, pero entiende que si lo hice fue por ti...
E: ¿por mí?
A: sí... yo ya no puedo pasar una noche lejos de ti... te amo demasiado Emmanuel, tanto que te quiero sólo para mí.... quiero que duermas a mi lado como mi esposo... quiero que pases todas las noches en mi brazos... yo soy tu marido, Emmanuel...
El pelinegro comenzó a besar el rostro del ojimiel hasta llegar a sus deliciosos labios rojos...
E: no Andrés, no quiero... estoy enojado contigo...
A: por favor mi amor, perdóname... soy un estúpido, pero todo lo hago porque te quiero... te quiero y te deseo...
Andrés besó el cuello de Emmanuel, que sintió como un rayo eléctrico recorrió todo su cuerpo ante el caliente contacto con su marido...
E: no Andrés... ya te dije que no...
Andrés no escuchó las palabras de Emmanuel y lo cargó en sus brazos para depositarlo en la cama... una lluvia de besos y caricias apasionadas cayeron sobre el ojimiel, quien sin poderse resistir fue despojado rápidamente de su ropa...
Nuevamente, Andrés tenía a Emmanuel completamente desnudo en su cama y a su disposición para satisfacerse con ese bello cuerpo... el pelinegro abrió las piernas del ojimiel y observó cómo su entrada aún continuaba dilatada por el sexo del día anterior...
Andrés sonrió al pensar que él había estrenado ese agujero y ahora era dueño de él... hundió uno de sus dedos arrancándole un gemido al joven rubio...
Con mirada llena de lujuria, Andrés se desnudó y colocó su firme espada en la entrada de esa ardiente funda...
Emmanuel se aferró a las sábanas cuando sintió el trozo de carne de su marido hundirse en lo más profundo de su ser...
La poderosa verga de Andrés se abrió camino en ese culo que ya era de su propiedad... se hundió hasta que sus huevos chocaron con las nalgas del bello rubio...
E: A-Andrés, aghhhh...
A: así quiero tenerte siempre
A: así quiero tenerte siempre... lleno de mí...
Andrés comenzó a moverse arrancándole gemidos de placer a Emmanuel, gemidos que hacían compás con el choque de los huevos del macho con las nalgas de la hembra...
El ojimiel se sentía en las nubes por lo que apretaba su esfínter provocando un mayor placer al pelinegro...
A: tu cuerpo es una invitación al pecado... no sé cómo pude contenerme y no violarte el día que te conocí, pero ahora ya eres mío... mi Emmanuel...
E: ah ah ah ah ah
E: ah ah ah ah ah... yo también te desee desde que te conocí... hasta llegué a masturbarme pensando en ti...
A: te creo porque sé que eres ardiente, pero ahora no necesitas tocarte más porque yo cubriré tus necesidades sexuales... no habrá día que no te folle hasta cansarme...
Andrés aceleró sus embestidas haciendo que Emmanuel gritara de dolor y placer...
E: ahhhhhhhhhhhh...
El ojimiel no aguantó más y se corrió entre los cuerpos de ambos manchando su propio abdomen y el de su marido
El ojimiel no aguantó más y se corrió entre los cuerpos de ambos manchando su propio abdomen y el de su marido...
Andrés sonrió triunfante a ver correrse a su esposo por lo que sin detenerse siguió taladrando el culo de Emmanuel hasta que llegó a la cúspide del placer y tras dar un gruñido eyaculó depositando toda su simiente en el fértil vientre del ojimiel...
Por segunda ocasión, Emmanuel sintió el semen caliente de Andrés llenar su interior apagando el fuego que tenía dentro...
El pelinegro se acostó totalmente desfogado y feliz mientras que Emmanuel, después de la agitación sexual, volvió a llorar pensando en su familia...
Andrés limpió las lágrimas de Emmanuel y dijo: no llores chiquito... ahora yo soy tu familia, mientras me tengas a mí nunca estarás solo...
El ojimiel escondió su cabeza en el amplio y fuerte pecho de su marido sintiéndose como un niño desprotegido... Andrés sonreía pues además de tener a su juguete sexual sólo para él había logrado separar a la familia Montenegro... había asestado un duro golpe, pero su venganza apenas comenzaba...
Con los cuerpos entrelazados, Emmanuel y Andrés se dejaron llevar al mundo de los sueños y las pesadillas...
Pero la noche aún no terminaba, en casa de Tadeo y Juan, las discusiones continuaban...
T: ¿qué dices Mateo? ¿tú sabías que Emmanuel se casó con ese tipo?
M: sí papá... no sólo lo sabía sino que fungí como su testigo en el registro civil...
Muy molesto, Tadeo levantó su mano con la intención de golpear a su hijo, pero Juan lo detuvo...
J: no Tadeo, por favor no lo hagas... escuchemos primero a Mateo....
T: pero ¿qué va a decirnos? ¿cómo va justificar que fue cómplice de las locuras de Emmanuel?
M: tienes razón papá... fui cómplice de Emmanuel, pero mi justificación es que yo soy su familia y mi deber es apoyarlo, acaso no es lo que tú siempre me has enseñado...
T: qué justificación más pobre Mateo... sí, es verdad que nuestro deber familiar es apoyarnos entre nosotros, pero no en cualquier tontería... dime si Emmanuel decide aventarse a un pozo ¿tú le vas ayudar?
M: pero es que papá... entiende que...
T: no me pidas que te entienda hijo, realmente me decepcionas... siempre te he tenido como un muchacho sensato, pero veo que me equivoqué... esta tontería le pudo costar la vida a mi padre...
J: tu papá tiene razón Mateo... tú debiste contarnos... quizás nosotros hubiéramos podido impedir que Emmanuel se casara con ese muchacho...
M: nada lo iba a impedir mamá... ni siquiera mis abuelos, Emmanuel es terco como una mula y además dice estar muy enamorado...
T: pues ojalá que ese tipo también lo ame, porque para mí que sólo quiere burlarse de él y cuando se canse de jugar lo va dejar...
M: eso ya lo sé papá... ya sé que todos los hombres son iguales... los chicos fertilizables sólo servimos como sus juguetes... ningún hombre vale nada, nada...
Mateo se fue corriendo a su cuarto dejando muy sorprendidos a Tadeo y Juan por sus palabras...
En el baño de su cuarto, Mateo vomitaba y cuando terminó de hacerlo se miró al espejo y con los ojos enrojecidos pensó: Dios Mío, que no sea lo que estoy pensando...
En el baño de su cuarto, Mateo vomitaba y cuando terminó de hacerlo se miró al espejo y con los ojos enrojecidos pensó: Dios Mío, que no sea lo que estoy pensando
Entre tanto, en el cuarto de Rafael, este golpeaba a la pared muy molesto por todo lo sucedido...
Francoise se acercó a él y le dijo: Calme-toi (cálmate)... no ganas nada poniéndote así...
R: es que no sé cómo sacar este coraje que tengo... pensar que yo ya conocía a ese cabrón y que hasta lo traté con amabilidad... soy un idiota... Ángel tenía razón, él siempre desconfió de Andrés y también de Emmanuel... sabía que un día de estos nuestro hermanito saldría con su domingo siete...
F: no entiendo porque todos culpan siempre a Emmanuel...
R: pues porque él es el culpable de todo... cómo se dejó envolver por ese pendejo salido de quién sabe dónde...
F: y por qué crees que se dejó envolver... no puedes pensar que Emmanuel se enamoró... no puedes creer que quizás el tal Andrés realmente ama a tu hermano... por qué siempre tienen que pensar lo peor de las personas...
R: porque así es la vida real Francoise... no podemos ser tan ingenuos y creer que Andrés se enamoró de la dulzura de mi hermanito...
F: y por qué no...
R: pues porque no y punto...
F: pues yo sí confío en Emmanuel y también en Andrés... creo que su amor es limpio y sincero... y por eso no me arrepiento de lo que hice...
R: de qué hablas Francoise... ¿qué fue lo que hiciste?
El francés tomó una bocanada de aire y habló con firmeza: yo ya sabía que Emmanuel se había casado con Andrés y lo sabía porque yo fui testigo en su boda...
Los ojos de Rafael se abrieron enormemente al escuchar las palabras de Francoise: ¿qué dices?... pero cómo pudiste hacer eso... cómo pudiste no decirme nada, yo soy tu novio...
F: y Emmanuel es mi amigo... él confío en mí y yo no podía defraudarlo... no me competía a mí decirte nada...
R: no podías decirme, pero sí ayudaste a mi hermano a hacer la peor tontería de su vida... qué decepción Francoise... yo creía que te conocía...
F: yo también creía lo mismo Rafael, pero todo esto me hace darme cuenta que tú y yo pensamos muy distinto...
R: sí, tienes razón... ambos pensamos muy distinto y esta mentira tuya no la voy a olvidar tan fácilmente...
Francoise no dijo más y salió de la habitación de Rafael, quien continuó dando de golpes a la pared lleno de rabia
Francoise no dijo más y salió de la habitación de Rafael, quien continuó dando de golpes a la pared lleno de rabia...
Y en la sala de la casa, Maia llevaba un té para Gabriel...
M: tómate esto mamá, te servirá para tranquilizarte...
G: gracias hija, no sabes cuánto me duele que Emmanuel se haya casado a escondidas...
Ángel dijo muy serio: no te preocupes tanto mamá... Emmanuel se quedará viudo mañana... yo mismo voy a matar a ese desgraciado... ni crea que se va quedar con mi hermano tan fácilmente...
ni crea que se va quedar con mi hermano tan fácilmente
G: por Dios, Ángel no digas eso... no vuelvas a repetirlo... tú no vas a matar a nadie...
Á: pero ese tipo no se va burlar de nosotros mamá... somos los Montenegro y él ha deshonrado a la familia llevándose a mi hermano...
G: no digas más Ángel y te prohíbo que te metas en este asunto... de esto nos encargaremos tu papá y yo...
Á: y ¿qué van hacer? Emmanuel ya es mayor de edad... su matrimonio es legal...
G: pues aún no lo sé, pero te aseguro que yo voy a resolver esto... no voy a permitir que mi familia se rompa y mucho menos que corra sangre... por favor Ángel prométeme que no harás nada que atente contra la vida de nadie... promételo hijo, sólo así podré estar tranquilo...
Ángel se acercó a su madre y le dijo: está bien mamá... lo prometo... no haré nada que tú no quieras, pero cuenta conmigo para cualquier cosa...
G: gracias hijo, gracias...
La mañana por fin llegó a Tierra Caliente y en una de las caballerizas, Francoise acariciaba al corcel que Rafael le había regalado... Ángel lo vio y se acercó al francés...
Á: parece que te levantaste muy temprano...
F: casi no pude dormir... la verdad es que todo lo que pasó me dejó muy inquieto...
Á: es una lástima que hayas conocido a mis padres en estas condiciones...
F: no te preocupes, en todas las familias hay problemas y yo no soy nadie para juzgarlos...
Á: de cualquier forma te pido una disculpa por el mal rato que pasaste anoche... tú no te merecías vivir el escándalo que se armó...
F: no tienes que disculparte Ángel... si supieras lo que hice, sería yo el que tendría que pedirte perdón...
Á: no digas tonterías, nada de lo que haces o hayas hecho podría disgustarme...
F: no estés tan seguro... creo que hasta puedes llegar a odiarme...
Á: eso nunca Francoise... yo no puedo odiarte, no puedo hacerlo cuando yo...
F: cuando tú ¿qué?
Ángel acercó su rostro al de Francoise y tuvo los deseos de besarlo y confesarle de una vez sus sentimientos...
Á: no puedo odiarte cuando yo te...
Las palabras de Ángel fueron interrumpidas por la voz de Abel que apareció inesperadamente: ¿interrumpo algo?
Án: ¿Abel? ¿qué estás haciendo aquí?
Ab: vengo a visitar a mi novio... ¿qué tiene eso de raro?
Án: pues es que es muy temprano...
Francoise decidió marcharse del lugar: los dejo solos... con permiso...
Una vez que el francés se marchó, Abel se acercó a Ángel y con mirada inquisidora habló: ahora lo sé todo... sé que me engañas con ese francés...
Án: ¿qué tonterías dices? ¿estás loco?
Ab: no estoy loco ni tampoco ciego... vi perfectamente como tú y ese franchute estaban a punto de besarse...
Án: eso no es cierto... viste mal...
Ab: no quieras hacerme tonto y no puedo creer que seas capaz de hacerle esto a tu propio hermano, porque estoy seguro que él tampoco sabe nada de tu engaño...
Ángel tomó bruscamente de los brazos a Abel y le dijo: escúchame bien Abel... estás malinterpretando lo que viste... entre Francoise y yo no hay nada... él es el novio de mi hermano y no voy a permitir que armes un problema... ya tenemos suficientes... si crees que te engaño pues la solución la tienes en tus manos... si quieres aquí se acaba todo...
Ab: ¿estás terminando conmigo?
Án: eso decídelo tú...
Ángel no dijo más y dejó a Abel solo en la caballeriza muy molesto
Ángel no dijo más y dejó a Abel solo en la caballeriza muy molesto...
En el cuarto de Damián y Gabriel, el castaño le daba su desayuno al barbado...
G: será mejor que desayunes bien porque tienes que tomarte varias pastillas...
D: va, no te preocupes tanto por mí... hierba mala nunca muere...
Gabriel colocó su mano en el rostro de su marido y con mirada tierna le dijo: yo sé que tú no eres malo... eres un hombre maravilloso y te amo, por eso no quiero que te pase nada...
Damián sonrió y comió su desayuno: sólo tú sabes cómo convencerme siempre Gabriel...
Luego que Damián tomó su pastilla, Gabriel dijo: Damián, tenemos que hablar de Emmanuel...
D: yo no tengo nada que decir... ayer dije mi última palabra...
G: no Damián, eso no te lo puedo creer... tú no puedes dar por muerto a uno de nuestros hijos... tenemos que hacer algo por Emmanuel...
D: te recuerdo que yo soy el jefe de esta familia...
G: y yo te recuerdo que soy tu esposo y que Emmanuel es nuestro hijo... quizás puede tener todos los errores del mundo, pero es mi hijo y lo quiero tanto como a los demás...
Gabriel comenzó a llorar mientras que Damián siguió en posición firme: lo siento Gabriel, pero esta vez no me vas a convencer... además hasta cierto punto tú tienes la culpa de esto...
G: ¿me culpas?
D: sí, no supiste educar a Emmanuel, como hombre fertilizable a ti te correspondía educarlo bien...
G: ¿y tú? ¿acaso no eres su padre también?
D: yo me he encargado de criar a Ángel y Rafael...
G: qué cómodo para ti... me culpas por los errores de Emmanuel cuando mi único pecado ha sido quererlo con toda mi alma y no sólo a él sino también a Ángel, Rafael y Maia...
D: pero siempre fuiste más condescendiente con Emmanuel y aquí están los resultados...
G: y tú siempre fuiste demasiado duro con él, pero culpándonos no llegaremos a nada... sólo quiero avisarte que yo no voy a dejar solo a mi hijo...
D: y qué vas hacer... seguramente ya se entregó a ese tipo...
G: eso no me importa... voy a buscar a Emmanuel para hablar con él... si para ti está muerto, para mí sigue siendo mi hijo y ahora más que nunca me necesita...
D: haz lo que quieras Gabriel... yo no te voy a imponer nada como tú tampoco puedes imponerme nada a mí...
En la posada del pueblo, Emmanuel y Andrés desayunaban en la cama...
A: tus ojos están todos rojos... has seguido llorando ¿verdad?
E: perdóname Andrés, pero no puedo olvidar lo que pasó... mi papá fue muy duro conmigo y me dolieron mucho sus palabras...
A: tranquilo mi amor... verás que todo pasará y aun cuando él nunca te perdone me tienes a mí, ya te lo dije...
E: no sé qué haría sin ti Andrés, te amo mucho...
A: y yo a ti chiquito... sabes qué voy hacer para alegrarte...
E: ¿qué?
A: nos vamos de compras... no tienes nada de ropa más que la que traes puesta... te llevaré a comprar ropa nueva, ¿qué dices?
Emmanuel sonrió y el pelinegro le dijo: así me gusta verte, sonriendo... voy a cambiarme para que nos vayamos...
El ojimiel vio la pulsera que un día antes le había regalado su mamá y dijo: Andrés ¿tú conoces la leyenda del hilo rojo?
A: mmm... creo haberla escuchado ¿por qué?
E: porque mi mamá me regaló un hilo rojo y me dio otro para...
La conversación fue interrumpida por toquidos en la puerta... Andrés la abrió y se sorprendió al encontrarse con Gabriel...
G: buenos días joven...
Emmanuel se levantó rápidamente al escuchar la voz de su madre y corrió para abrazarlo: mamá, ¿cómo me encontraste?
G: Mateo me dijo que este joven se hospedaba aquí...
E: mamá yo...
G: hijo, tenemos que hablar y quiero hacerlo a solas contigo...
Andrés vio con desconfianza a Gabriel, pues temía que sus planes se fueran abajo por la intromisión del castaño
Andrés vio con desconfianza a Gabriel, pues temía que sus planes se fueran abajo por la intromisión del castaño...
Francoise se encontraba en su cuarto cuando Rafael entró sin tocar la puerta...
R: Francoise tenemos que hablar...
F: si vienes a seguirme reclamando... de una vez te digo que...
R: no, no vengo a reclamarte... no niego que me duele lo que hiciste, pero estuve pensando y quiero que me digas si es verdad lo que piensas...
F: lo que pienso ¿de qué?
R: de nosotros... en verdad crees que somos muy distintos...
F: sí... y ninguno de los dos está mal... es sólo que todo ha sido tan rápido entre nosotros, que quizás nos confundimos y creímos sentir algo que no era lo que pensábamos...
Rafael se acercó más al francés y le dijo: Francoise, yo sí te quiero...
F: yo también te quiero Rafael, el problema es que no sé si te amo...
R: pues vamos a descubrirlo...
F: creo que ya no tenemos tiempo...
R: ¿por qué no?
F: porque llegó el momento de que me vaya... acordamos que me quedaría para conocer a tus padres y ya lo he hecho... es tiempo de que me vaya...
R: ¿cuándo piensas irte?
F: mañana...
R: ¿qué? pero es muy pronto...
F: cuanto antes será mejor... no me gustan las despedidas largas...
R: pero...
Francoise cubrió con sus dedos los labios de Rafael y dijo: nada de lo que digas hará que me quede... lo que vivimos fue muy hermoso, pero tiene que terminar... mañana me voy de Tierra Caliente...
En un restaurante cercano a la posada del pueblo, Gabriel platicaba con Emmanuel
En un restaurante cercano a la posada del pueblo, Gabriel platicaba con Emmanuel...
G: ¿cómo pudiste hacer esto Emmanuel?
E: no me juzgues mamá... yo iba decírtelo ayer, pero Maia nos interrumpió y...
G: no se trata de que me lo dijeras... se trata de tu proceder... tú eres muy joven para casarte y apenas si conoces a ese muchacho... ¿qué sabes de él?
E: lo suficiente como para darme cuenta que lo amo...
G: ¿amor? ¿estás seguro que es amor?
E: sí mamá, es amor... yo lo quiero con toda mi alma y él me quiere a mí...
G: si te quisiera tanto no te hubiera obligado a casarte a escondidas...
E: él no me obligó... yo lo hice porque lo quiero...
G: pero fue una locura...
E: es una locura de amor... mamá acaso tú nunca hiciste locuras por mi papá...
G: no es lo mismo hijo... entiende que lo que hiciste fue darnos un gran disgusto... tu papá se puso muy mal anoche, pudo hasta morir...
E: no digas eso por favor... yo no quiero hacerle daño a nadie... sólo quiero que me entiendan y acepten lo que siento por Andrés...
G: hijo, todos están muy molestos, también tus hermanos mayores...
E: mamá... yo sé que tú sí puedes comprenderme... Andrés es mi hilo rojo... entiéndelo por favor... date una oportunidad de conocerlo y verás que él también me ama...
G: no me pidas eso hijo...
E: por favor mamá, hazlo por mí... dale una oportunidad a Andrés... sólo una... vamos para que platiques con él...
Gabriel no sabía qué hacer, dudaba sobre si lo que unía a Emmanuel y Andrés realmente era amor o algo más...
En casa de Juan, Mateo leía un libro cuando tocaron a la puerta... abrió y se encontró con Pablo...
De manera descortés, Mateo dijo: ¿qué quieres Pablo?
P: hola Mateo, vine para invitarte al cine...
M: lo siento, pero no puedo...
P: ¿qué te pasa? ¿por qué me hablas así?
M: pues porque no quiero que te confundas... ya una vez te dije que no me interesa tener nada contigo...
P: pero el otro día en el banco me dijiste que podíamos ser amigos...
M: sí, pero eso fue antes de...
P: ¿de qué?
M: de nada...
P: habla Mateo, por favor... ya no juegues más conmigo... dime qué pasa...
M: pues pasa que ya sé lo que hubo entre tú y Tommy...
P: ¿quién te lo dijo?
M: eso no importa... lo importante es que ya me di cuenta que eres igual que todos los hombres... sólo buscan una cosa y yo no voy a ser tu juguete... vete ahora mismo de mi casa y no vuelvas...
P: pero Mateo, escúchame... lo que pasó con Tommy fue un error... yo a ti sí te quiero...
M: no creo en nada de lo que me dices... lárgate de aquí... vete...
Mateo empujó a Pablo fuera de su casa y cerró la puerta...
Juan apareció al escuchar gritos: ¿qué pasa Mateo?M: pasa que ya estoy harto de todo y de todos
Juan apareció al escuchar gritos: ¿qué pasa Mateo?
M: pasa que ya estoy harto de todo y de todos...
J: hijo ¿qué tienes? ¿por qué estás así?
M: no quiero hablar contigo mamá... no quiero...
Mateo no pudo terminar la frase porque un mareo lo hizo caer al suelo desmayado... muy asustado, Juan llamó inmediatamente al doctor...
En las caballerizas de la Hacienda, Rafael era ahora quien acariciaba al caballo de Francoise...
R: parece que van a dejarnos París, Francoise se va ir y no sé qué hacer para detenerlo... ¿tú qué harías París? ¿qué harías para detener a la yegua que amas?
En ese momento apareció Abel y dijo: estaba buscándote Rafael...
R: ¿a mí?... qué raro, no entiendo para qué...
A: para advertirte...
R: ¿advertirme de qué?
A: del engaño del que tú y yo estamos siendo víctimas...
R: ¿engaño? ¿de qué hablas Abel?
A: del engaño de Ángel y Francoise...
El rostro de Rafael cambió por uno de sorpresa: ¿Ángel y Francoise?
A: sí Rafael... Ángel y Francoise te están viendo la cara... Ángel y Francoise son amantes...
Entre tanto, el médico terminaba de auscultar a Mateo y salía del cuarto para encontrarse con Juan que lo esperaba muy preocupado...
J: doctor ¿qué tiene mi hijo? dígame por favor... estoy muy angustiado... su desmayo es por algo grave...
El médico no respondía...
J: por favor doctor, lo que sea dígamelo ya...
Doctor: no Juan, lo que tiene tu hijo no es grave...
J: ¿entonces?
El médico emitió su diagnóstico dejando boquiabierto a Juan: lo que pasa es que... Mateo está preñado...
Continuará...

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